lunes, 2 de septiembre de 2013

La playa

Pero cuando amanece
      en la playa larga y solitaria,
      cuando el sol comienza a acariciar
      las dunas y las olas,
      cuando las gaviotas y los peces
      saludan jubilosos el despertar de la mañana,
      entonces el mar, mi mar,
      me habla de emociones contenidas
      mientras mis pasos presurosos
      interrumpen el cristal claro de las aguas
      en las orillas de la playa.

      Entonces me hago de sueños
      y dejo acunar los sentimientos dormidos
      en cada paso, en cada huella
      de aguas y de arenas. Entonces
      mi canto es un canto de peces y gaviotas,
      de barcos que faenan a lo lejos,
      de bancos de sardinas o jureles
      que buscan su amor desesperado.

   (Fragmento de un poema de Luis E. Prieto)





El original e inspirador cesto de hoy aún se aferra, por qué no, a esos momentos felices en la playa, y nos ayuda a recordarlos con la tela que lo envuelve; un algodón en blanco roto con un precioso estampado marino con unos toques vintage que, ya lo sabéis, nos encantan. El remate inferior, precisamente por eso, es un antiguo y delicado encaje de bolillos realizado a mano, con ese toque tan especial lleno de historia y color. El encaje va engarzado en un plisado de otoman azul. El remate superior está formado por un encaje también en tono blanco roto, con una llamativa lazada de seda azul extra ancha y un camafeo con un evocador motivo playero estampado en acuarela.






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